11.26.2008


- Boludo... ¿Te dije que te quiero?

- ¿Eh?

- Que te quiero, no me lo hagas decir dos veces.

- ¿Por qué? ¿Ya se te pasó?

- No gil... Igual no te creas que lo pienso todos los días. En realidad, son como puntos altos, son momentos en los que uno dice... ¡Claro! Esto lo tengo que compartir con este fenómeno.

- Justo hoy, que me decidí a cortar con Milagros, me decís que el amor es algo fluctuante. Algo que no se siente con la misma intencidad todos los días.

- ¡Hijo de puta! El día que la dejé a Mariela, me dijiste: "No es la única mina en el mundo. Ya vas a encontrar a la piba que te acompañe para siempre". Si yo soy inoportuno, vos podrías haber sido más original ¿No? ¡La puta que te parió!

- ¿Cómo era eso de que me querías?

- Fue hace un rato. Y en unos días lo voy a confirmar, estoy seguro.

- Entonces...Lo nuestro... ¿Es para siempre?

- Ja,ja,ja,ja. ¡Qué boludo!

- Confirmado... Cambio y fuera.

11.23.2008


- En algún lado deben estar guardadas, pensó. Faltaban sólo dos días de aquella vez. Un nuevo aniversario del nacimiento de la última lágrima que intento explicar lo que había estado sintiendo, superando y madurando. Pero que clausuraría próximas expresiones de ese cálibre.

Una hipótesis consistía en creer que la racionalidad las mantenía congeladas detrás de sus ojos, o encubetadas en un corazón freezado. La justificación posible era que el macrabo plan de la razón, respondía al miedo de sentir, otra vez, el dolor equivalente a la pasión entregada.

Oh, oh, óh, oh,oh, óh, oh... recordó en voz baja y apagó la luz para descansar de tan poderoso recuerdo. Feliz, esperaba reencontrarlas en la oscuridad. Se iba a encontrar dejándolas correr, pocas horas después. Mejillas mojadas por meses de un gesto seco, adusto.

11.19.2008

A la carga


Mientras armaba la mochila que lo iba a acompañar por kilómetros, pensó que más allá de ir a buscar ciertos espacios, ciertas historias, ciertos rostros, que asentaran el camino elegido -no por la ruta de viaje, claro-; lo que quería era hechar por tierra la amenaza de la infelicidad, ante un destino ya revelado.

Por suerte para él.La pesadez, el aburrimiento, y el desgano nada podían hacer cuando, sin salir de entre las calles que lo vieron crecer, encontraba donde y con quien compartir un sueño.

Y si mi boca de dragón enciende la mecha y no te gusta que diga una sola verdad vas a usar tu prensa para aplastarme, y a la canción de la vida vas a desterrar.

Vas a estar perdiendo el tiempo,
porque atrás nuestro viene un viento que derriba todo lo que toca, porque mi canto ya tiene otras bocas y ya nadie lo puede callar.

La canción retumbó en sus oídos años atrás, y la bailó eufórico entre miles de personas. Se le imprimió en el alma.

-No hay vuelta atrás, deseó. Y siguió "a la carga"...