11.23.2008


- En algún lado deben estar guardadas, pensó. Faltaban sólo dos días de aquella vez. Un nuevo aniversario del nacimiento de la última lágrima que intento explicar lo que había estado sintiendo, superando y madurando. Pero que clausuraría próximas expresiones de ese cálibre.

Una hipótesis consistía en creer que la racionalidad las mantenía congeladas detrás de sus ojos, o encubetadas en un corazón freezado. La justificación posible era que el macrabo plan de la razón, respondía al miedo de sentir, otra vez, el dolor equivalente a la pasión entregada.

Oh, oh, óh, oh,oh, óh, oh... recordó en voz baja y apagó la luz para descansar de tan poderoso recuerdo. Feliz, esperaba reencontrarlas en la oscuridad. Se iba a encontrar dejándolas correr, pocas horas después. Mejillas mojadas por meses de un gesto seco, adusto.

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