12.26.2008



- ¿Vos lo sabés explicar? Si te pregunto porqué. Me respondés porque...

- ¡Ah! No, no. Ni a ganchos.

Hola, frió. Hola, de herida cerrada. Hola, de sabes que... pero mejor...
Hola, respondió ella. Él siguió dando otros holas, algunos con abrazos para ir cerrando la herida. Sí, un poquito se abrió. Siempre.

Después, dos pares dos ojos que se cruzan. Más tarde, dos pares de oídos que buscan una conversación que de pié a la que ambos sienten como pulsión. Luego, la excusa. Entonces, cataratas de risas, de hablar de nuevo, de chistes internos sobre lo hace años compartidos. Después, chistes con críticas, risas de rabia, palabras que lastimnan.

Espalda con espalda, dos pares de pies alejan los cuerpos que ciertas noches eliminaron el par.

El amor hace más denso el aire cuando se acercan, y haría denso el clima si tuvieran que debatir quién dio más. Química, casualidad, doy más, das menos, te quiero, te amo, te odio, yo también, cuánto tiempo, sabés que, no doy más, me entendés, te comprendo, no puedo creer que te encuentro acá, siempre te quería hablar pero..., cómo te llamás, uy disculpa, vos sos amiga de...,

Las opciones, miles. Las personas, 6 mil millones menos uno (con suerte menos). El problema, posiblemente uno mismo.

- ¿Azar?

- ¡Qué sé yo! Llamalo, falta uno para completar.

12.24.2008

Navidad


En su casa nunca hubo un pesebre, al
menos eso cree si uno le pregunta.
Reconoce, siempre iba directo a los
regalos. Si a las doce mamá se acordaba
de poner al niño Jesús, era dato menor
mientras estuviesen los regalos.

Ya de adolescente, cuando los libros y
la militancia se le atravesaron en su
vida, no podía dejar de desglosar cada
símbolo navideño dentro de un contexto
histórico y político.

De hecho, si se le pregunta, esboza una
risa igual a la de la primera vez que
observó que el santo pagano de los regalos
vestía de rojo y era un barbudo
como los de la Sierra Maestra.

"Imaginate al barbudo rojo entrando con
paquetes en la Casa Blanca. Le cae todo
el equipo antibombas de la CIA", ríe y
recuerda.

Ya de grande, las 00.00 del 25 eran el
momento para materializar todo el amor
que tenía por sus hijos, haciendo
esfuerzos económicos que la ubican dos
escalones arriba en la pirámide social.

La idea no le agradaba, y miraba con
celos a la pelota de fútbol o a la
muñeca regaladas, cuando sus hijos reían
y las abrazaban. Esas cosas, le estaban
robando abrazos.

"Pero qué querés hacer, todos los nenes
reciben regalos. Tienen que jugar,
divertirse", lo calmaba Belén, no la
estrella sino su compañera. Más aún,
cuando le daba el primer beso del 25.

Allí estaba, frente al pesebre, otra
vez. Pero ahora, sí advertía su
presencia. No podía evitar mirarlo y
desear que el espacio de ese niñito, del
que salieron todas las ideas manoseadas,
mal usadas, violadas, de los últimos 2008
años; estuviera vacante.

Un lugar libre para liberar. Para que
llegué no un loco que después se
transforma en castradora religión, ni un
líder de una vanguardia. Un lugar libre
pero depositar la esperanza de un ser
humano nuevo. Un bebito como sinécdoque
de una humanidad.

¡Nlockd! Por la presión del gas atrapado
en la botella, el corcho golpeó contra
el techo sin que ningún ojo se le
interponga.

"¡Ey! ¿Qué mirás loco? Vení. Ya está la
sidra. Vení a compartir".

Compartir, pensó. Es una buena excusa,
los giles que inventaron todo esto no se
dieron cuenta de que esa es la semilla
que germina a la sinécdoque, esbozó otra
sonrisa por lo que pensaba mientras
arrimaba una copa al pico de la botella.

12.12.2008


- ¿Te acordás cuando te dije que quería
ser más?

- Sí. Pensé que ya me había olvidado,
pero todavía quedó abierta.

- Y por qué no me recontra cagastes a
puteadas.

- Por qué tenías razón. Ahí estás, tu
nombre es un referente, tu nombre es
"el" nombre, tu nombre es el
superhombre.

- Y quién te dijo que yo quería ser eso.
Lo único que quería es mandar a la
mierda a todos esos hijos de puta que no
dejan ser... Y así me transforme en
ellos.

- ¿Vos sos uno más? Entonces, yo que
soy.

- Vos disfrutas de la vida, y lo haces
luchando por tus compañeros, por la
gente. Yo ya no tengo tiempo para eso.
Creí que iba a luchar por todos y lo
único que me queda es luchar por mí,
porque sino me siento uno más.

- ¿Entre esos grosos te sentís uno más?

- Más que groso, un grosero hijo de puta
más. Ahí, pare ser "uno" tenés que ser
sólo uno, y yo quiero ser "más". El
"uno" que se lo mentan en el culo.

- ¡Pero te pelaste el lomo chabón! Por
qué te tiras abajo.

- Porque si me hubiese quedado caminando
el barrio con vos... Me hubiese
desgarrado de esfuerzo sin sentir dolor,
sin jugar a ser "el" nombre, sino
simplemente un hombre que lucha.

- Y por qué vas a luchar sino es por los
"más" ¿No?

- No ves, vos nunca quisiste ser "más".
Ya sabías dónde encontrarte.

Se miró, sonrió y cerró el acto existencial de esa
mañana frente al espejo. Tenía que ir a
forjar su nombre para quizá tener un
lugar fuera de lugar.